Las ciudades que habitamos constituyen museos vivos que encierran y muestran numerosas imágenes, historias, personajes y emociones; son recorridos lúdicos y estéticos que nos llevan por la cultura, los espacios públicos y semipúblicos, con nosotros y nuestros referentes vitales, dándonos la oportunidad de conocer nuestros espacios desde nuevas y vigorosas dimensiones.